Son del siglo IV aC y fueron halladas en el fondo del mar frente a Chipre. Algunas habrían transportado tintos de la isla de Quíos, los más caros de la época.
Más de 500 ánforas de terracota que se utilizaban para transportar vino en la Antigua Grecia fueron encontradas recientemente en la bodega de un barco hundido frente a las costas de la isla de Chipre, en el Mar Mediterráneo. El hallazgo fue considerado muy importante por los arqueólogos del equipo que realizó el hallazgo, perteneciente a la Universidad de Chipre, ya que existen pocos casos de barcos comerciales del siglo IV antes de Cristo que fueran encontrados en excelente estado de conservación. El barco fue hallado a 45 metros de profundidad y a unos 2,5 kilómetros de la costa chipriota. De acuerdo con los especialistas, las ánforas son del tipo de las que transportaban el vino tinto de la isla de Quíos, muy apreciado por los antiguos griegos y el más caro de la Antigüedad, según consigna la agencia AP. "Aparte de las ánforas de Quíos, que componen la enorme mayoría, también hay otras variedades procedentes de islas del norte del Egeo", dijo la declaración emitida por el equipo de arqueólogos marinos.
sábado, 18 de diciembre de 2010
viernes, 17 de diciembre de 2010
EMPERADOR CLAUDIO.
(Tiberio Claudio Druso Nerón Germánico) Emperador romano de la dinastía Julio-Claudia (Lyon, 10 a. C. - Roma, 54 d. C.). Era sobrino de Tiberio, sobrino segundo de Augusto y tío de Calígula, a quien sucedió en el año 41. Marcado por varias taras (era cojo, epiléptico y tartamudo), Claudio era tenido por un bobo en la corte romana, pues se había mantenido apartado de los asuntos públicos, concentrado en escribir estudios históricos sobre los etruscos y los cartagineses.
Cuando la guardia pretoriana destronó y asesinó a Calígula, acabando con su despótico reinado, coronó a Claudio, que con más de cincuenta años era el único superviviente de la dinastía, pensando quizá en poner al frente del Imperio a alguien manejable. Claudio se reveló entonces como un hombre inteligente y un emperador capaz: amante de las tradiciones romanas, restableció el modelo administrativo de Augusto, repudiando el absolutismo en favor de una mayor colaboración con el Senado.
Trató de volver a la pureza de la religión romana, restaurando cultos abandonados y combatiendo los que entendía como «supersticiones» extranjeras (para ello expulsó de la ciudad a los astrólogos y a los judíos). Para mayor eficacia puso los cargos políticos decisivos en manos de sus libertos (como Polibio o Narciso), sentando las bases de la burocracia imperial. Extendió la ciudadanía romana entre los provinciales.
En el terreno exterior, impulsó la conquista de Britania (la actual Gran Bretaña) entre el 43 y el 47, así como la anexión definitiva al Imperio de Mauritania (norte de Marruecos y Argelia) y los territorios orientales de Licia, Panfilia, Judea y Tracia (43-46). Una de las lacras del reinado de Claudio fue la influencia que sus mujeres ejercieron en los asuntos de gobierno. Su tercera mujer, Mesalina, le ridiculizó públicamente con su escandalosa promiscuidad, hasta que se decidió a ejecutarla en el 48.
Casado luego con su sobrina Agripina (que a la vez era biznieta de Augusto), ésta le convenció para que designara sucesor a Nerón (hijo de un matrimonio anterior de Agripina), en lugar de Británico (hijo de Mesalina y -supuestamente- del propio Claudio). Conseguido su objetivo, Agripina envenenó a su marido y vio acceder a su hijo al Trono imperial.
UN GRUPO INTERNACIONAL DECIDÌRA LA APERTURA DE ALTAMIRA.
Según el CSIC la decisión será política ¿alguién lo dudaba?.
El Patronato de Altamira ha acordado trasladar a un grupo interdisciplinar e internacional la elaboración de estudios sobre los que apoyarse para la reapertura de la cueva original, cerrada desde 2002 ante el riesgo sobre su conservación.
Así lo ha adelantado este jueves en Santander la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, quien ha señalado que los estudios científicos realizados hasta la fecha han constatado que la evolución del estado de la cueva es positiva.
Sin embargo, el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, ha lamentado que el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) no haya querido “mojarse” con el tema, y ha advertido de que la decisión final será “política”, aunque basada en informes técnicos.
DESCUBREN DOS ESTATUAS DE AMENHOTEP III EN LUXOR.
Amenhotep III fue uno de los más destacados reyes de la dinastía XVIII, padre y abuelo de los faraones Akenatón y Tutankamón.
Un equipo de arqueólogos egipcios ha descubierto dos estatuas en el templo del faraón Amenhotep III (1410-1372 a.C.) en la ciudad de Luxor, a unos 600 kilómetros al sur de El Cairo, informaron hoy las autoridades locales.
Según un comunicado difundido por el Consejo Supremo de Antigüedades (CSA), una de las piezas es una estatua de granito del dios Habi, hijo de Horus, que tiene la cabeza de un mono. La otra es un fragmento de una estatua de Amenhotep III, que representa la cabeza del rey, de una altura de 23 centímetros, y los pies, que miden 30 centímetros de altura.
Los arqueólogos van a continuar las excavaciones en esta zona, localizada en la orilla occidental del río Nilo, para buscar el resto de esta última estatua y más piezas.
El secretario general del CSA, Zahi Hawas, explicó que el templo funerario de Amenhotep III es uno de los más grandes en la orilla occidental del Nilo. Este templo fue destruido en los periodos antiguos y sus piezas fueron reutilizadas en la construcción de otros monumentos.
Amenhotep III, que fue uno de los más destacados reyes de la dinastía XVIII, fue padre y abuelo de los faraones Akenatón y Tutankamón, respectivamente.
jueves, 16 de diciembre de 2010
GIZA: UN SACERDOTE DE MAS DE 4000 AÑOS.
Hace unos días las autoridades egipcias, acostumbradas a estos azares, reunían a los medios de comunicación para anunciar otra aportación de la investigación arqueológica en su propio terreno. En este caso se trata una estructura documentada cerca de las pirámides de Giza y que corresponde a la tumba de un sacerdote.
La fortuna ha conservado el enterramiento en un grado bastante aceptable, con restos muy claros de decoración pictórica. Éstas, así como el hecho de encontrarse cerca de la necrópolis de los trabajadores de las grandes pirámides, amén de otros elementos tales como signos jeroglíficos, han permitido datar la tumba en los días de la V Dinastía (siglos XXV-XXIV a. C.), en el Reino Antiguo, por lo que es uno de los ejemplos más antiguos de su clase que se conservan. Los textos identifican al ocupante como Rudj-Ka, sacerdote de un clero muy especial: el Kefrén.
Crear sacerdocios específicos para un faraón no fue nada raro en el mundo egipcio, ya que al morir los gobernantes del país, que tenían una consideración divina o por lo menos superior a la normal, pasaban directamente al plano de los dioses. Como manera de rendir culto a las nuevas potencias, así como por la necesidad de realizar unos ritos después de la muerte –para mantener su esencia en la otra vida, algo que era menester en cualquier persona sin importar su condición social- se nombraban sacerdotes y se les dotaba de recursos para la celebración de ceremonias. Dado que Kefrén perteneció a una dinastía anterior, la IV dinastía (siglos XXVII-XXV a. C.), es normal pensar en un ejercicio de legitimación dinástica, demostrando respeto por los anteriores gobernantes para poder desarrollar un sentimiento de continuidad y estabilidad.
El doctor Zahi Hawass ha indicado que la tumba es un indicio de una necrópolis de personajes de la corte, por lo que el descubrimiento se puede considerar como el comienzo de una serie de hallazgos de una de las épocas menos conocidas del Egipto dinástico.
La fortuna ha conservado el enterramiento en un grado bastante aceptable, con restos muy claros de decoración pictórica. Éstas, así como el hecho de encontrarse cerca de la necrópolis de los trabajadores de las grandes pirámides, amén de otros elementos tales como signos jeroglíficos, han permitido datar la tumba en los días de la V Dinastía (siglos XXV-XXIV a. C.), en el Reino Antiguo, por lo que es uno de los ejemplos más antiguos de su clase que se conservan. Los textos identifican al ocupante como Rudj-Ka, sacerdote de un clero muy especial: el Kefrén.
Crear sacerdocios específicos para un faraón no fue nada raro en el mundo egipcio, ya que al morir los gobernantes del país, que tenían una consideración divina o por lo menos superior a la normal, pasaban directamente al plano de los dioses. Como manera de rendir culto a las nuevas potencias, así como por la necesidad de realizar unos ritos después de la muerte –para mantener su esencia en la otra vida, algo que era menester en cualquier persona sin importar su condición social- se nombraban sacerdotes y se les dotaba de recursos para la celebración de ceremonias. Dado que Kefrén perteneció a una dinastía anterior, la IV dinastía (siglos XXVII-XXV a. C.), es normal pensar en un ejercicio de legitimación dinástica, demostrando respeto por los anteriores gobernantes para poder desarrollar un sentimiento de continuidad y estabilidad.
El doctor Zahi Hawass ha indicado que la tumba es un indicio de una necrópolis de personajes de la corte, por lo que el descubrimiento se puede considerar como el comienzo de una serie de hallazgos de una de las épocas menos conocidas del Egipto dinástico.
domingo, 12 de diciembre de 2010
DESCUBREN EN HUESCA UNA ESPECIE DE DINOSAURIO DESCONOCIDA EN EUROPA.
La Universidad de Zaragoza ha descubierto en el municipio oscense de Arén fósiles de una nueva especie de dinosaurios hadrosáurido del subgrupo de los lambeosaurinos (con cresta), que se creía que nunca había existido en Europa, aunque sí en Asia y América. La revista geológica canadiense Canadian Journal of Earth Science acaba de publicar en su último número (diciembre de 2010) un trabajo con la descripción del nuevo dinosaurio hadrosáurido (“pico de pato”) español, llamado Blasisaurus canudoi.
Blasisaurus canudoi pertenecía al grupo de hadrosáuridos (picos de pato), llamados lambeosaurinos, que se caracterizaban por la presencia de estructuras alargadas o crestas en la cabeza (un ejemplo sería Parasaurolophus). Se trataba de un dinosaurio relativamente pequeño, que oscilaría entre los cinco y los siete metros de longitud, y con un peso que rondaría entre los 400 y 500 kilos.
Además, poseía unas mandíbulas con cientos de dientes capaces de triturar las plantas más duras. La cresta craneal, formada por una serie de tubos por los que pasaba el aire, era utilizada para producir sonido y bramar en época de celo. En todo el mundo existen unas 57 especies de hadrosáurios, y la hallada en Arén añade una más.
El nombre de Blasisaurus ha sido dedicado al yacimiento Blasi (Arén), en el que se encontraron los restos y Canudoi, al paleontólogo aragonés José Ignacio Canudo, líder del Grupo Aragosaurus-IUCA (www.aragosaurus.com) de la Universidad de Zaragoza, por su contribución al estudio de los dinosaurios ibéricos.
Por el momento, los investigadores han certificado una parte de los fósiles hallados, como los craneales, aunque continúan trabajando sobre vértebras, fémur y húmero, muy probablemente pertenecientes a la misma especie, tal como asegura la investigadora del grupo Aragosaurus-IUCA, Penélope Cruzado.
En concreto, los fósiles craneales de este nuevo hadrosáurido fueron hallados y excavados en el yacimiento denominado Blasi 1, dentro una serie de campañas que comenzaron en 1997 en la localidad de Arén. Y es que fue precisamente en este municipio oscense donde el grupo de investigación Aragosaurus recuperó los restos de los dinosaurios más modernos de Europa, entre los que se encuentran Arenysaurus, y al que se suma desde ahora Blasisaurus.
Teniendo en cuenta la importancia de los dinosaurios de Arén, desde hace unos años hay un museo en la misma localidad donde se muestran los principales fósiles (Museo de los Últimos Dinosaurios de Europa, http://www.dinosauriosdearen.es/).
Arén es, además, una de las dos únicas localidades aragonesas, junto a Galve (Teruel), en las que se han descrito dos dinosaurios distintos.
Restos hallados en rocas de hace 66 millones de años
Blasisaurus y Arenysaurus son dos de los últimos dinosaurios que vivieron en la Península Ibérica. Sus restos se han encontrado en rocas de hace unos 66 millones de años, unos pocos cientos de miles de años antes que un meteorito marcara la extinción de estos grandes vertebrados. El descubrimiento de estos hadrosáuridos oscenses está permitiendo reconstruir cómo eran las comunidades de dinosaurios poco antes de este evento catastrófico. Esto es debido a que el Pirineo es uno de los pocos lugares del mundo donde se puede investigar si los dinosaurios se extinguieron a la vez que la caída del meteorito, o un poco antes. Blasisaurus indica que vivieron hasta bien cerca del límite.
Migraciones desde Asia
Otro aspecto reseñable es la importancia paleobiogeográfica de este nuevo dinosaurio. Europa estaba compuesto por grandes islas hace 66 millones de años que durante mucho tiempo se ha pensado impedía la dispersión de los animales. Los dinosaurios como animales terrestres tenían dificultades para nadar en grandes masas de agua marina. Por lo tanto, la imagen que tenían los paleontólogos sobre Europa era la de islas donde los dinosaurios evolucionaban de forma endémica, algo parecido a lo que sucedió en las Galápagos con algunas aves.
Sin embargo, Blasisaurus, junto a su pariente Arenysaurus cuentan otra historia. Se trata de dinosaurios estrechamente relacionados con lambeosaurinos asiáticos de su misma edad por lo que la conclusión es inmediata: las islas europeas recibieron migraciones procedentes de Asia en algunos intervalos al final del Cretácico. Posiblemente sucedió en los momentos de bajada del nivel del mar, en los que estos grandes animales se aprovechaban de los puentes de tierra para pasar entre ellas.
Las investigaciones en los yacimientos de Blasi están subvencionadas por la Dirección General de Patrimonio y la Consejería de Universidades y Ciencia (Grupos Consolidados) de la DGA y el Ministerio de Ciencia y Tecnología.
Blasisaurus canudoi pertenecía al grupo de hadrosáuridos (picos de pato), llamados lambeosaurinos, que se caracterizaban por la presencia de estructuras alargadas o crestas en la cabeza (un ejemplo sería Parasaurolophus). Se trataba de un dinosaurio relativamente pequeño, que oscilaría entre los cinco y los siete metros de longitud, y con un peso que rondaría entre los 400 y 500 kilos.
Además, poseía unas mandíbulas con cientos de dientes capaces de triturar las plantas más duras. La cresta craneal, formada por una serie de tubos por los que pasaba el aire, era utilizada para producir sonido y bramar en época de celo. En todo el mundo existen unas 57 especies de hadrosáurios, y la hallada en Arén añade una más.
El nombre de Blasisaurus ha sido dedicado al yacimiento Blasi (Arén), en el que se encontraron los restos y Canudoi, al paleontólogo aragonés José Ignacio Canudo, líder del Grupo Aragosaurus-IUCA (www.aragosaurus.com) de la Universidad de Zaragoza, por su contribución al estudio de los dinosaurios ibéricos.
Por el momento, los investigadores han certificado una parte de los fósiles hallados, como los craneales, aunque continúan trabajando sobre vértebras, fémur y húmero, muy probablemente pertenecientes a la misma especie, tal como asegura la investigadora del grupo Aragosaurus-IUCA, Penélope Cruzado.
En concreto, los fósiles craneales de este nuevo hadrosáurido fueron hallados y excavados en el yacimiento denominado Blasi 1, dentro una serie de campañas que comenzaron en 1997 en la localidad de Arén. Y es que fue precisamente en este municipio oscense donde el grupo de investigación Aragosaurus recuperó los restos de los dinosaurios más modernos de Europa, entre los que se encuentran Arenysaurus, y al que se suma desde ahora Blasisaurus.
Teniendo en cuenta la importancia de los dinosaurios de Arén, desde hace unos años hay un museo en la misma localidad donde se muestran los principales fósiles (Museo de los Últimos Dinosaurios de Europa, http://www.dinosauriosdearen.es/).
Arén es, además, una de las dos únicas localidades aragonesas, junto a Galve (Teruel), en las que se han descrito dos dinosaurios distintos.
Restos hallados en rocas de hace 66 millones de años
Blasisaurus y Arenysaurus son dos de los últimos dinosaurios que vivieron en la Península Ibérica. Sus restos se han encontrado en rocas de hace unos 66 millones de años, unos pocos cientos de miles de años antes que un meteorito marcara la extinción de estos grandes vertebrados. El descubrimiento de estos hadrosáuridos oscenses está permitiendo reconstruir cómo eran las comunidades de dinosaurios poco antes de este evento catastrófico. Esto es debido a que el Pirineo es uno de los pocos lugares del mundo donde se puede investigar si los dinosaurios se extinguieron a la vez que la caída del meteorito, o un poco antes. Blasisaurus indica que vivieron hasta bien cerca del límite.
Migraciones desde Asia
Otro aspecto reseñable es la importancia paleobiogeográfica de este nuevo dinosaurio. Europa estaba compuesto por grandes islas hace 66 millones de años que durante mucho tiempo se ha pensado impedía la dispersión de los animales. Los dinosaurios como animales terrestres tenían dificultades para nadar en grandes masas de agua marina. Por lo tanto, la imagen que tenían los paleontólogos sobre Europa era la de islas donde los dinosaurios evolucionaban de forma endémica, algo parecido a lo que sucedió en las Galápagos con algunas aves.
Sin embargo, Blasisaurus, junto a su pariente Arenysaurus cuentan otra historia. Se trata de dinosaurios estrechamente relacionados con lambeosaurinos asiáticos de su misma edad por lo que la conclusión es inmediata: las islas europeas recibieron migraciones procedentes de Asia en algunos intervalos al final del Cretácico. Posiblemente sucedió en los momentos de bajada del nivel del mar, en los que estos grandes animales se aprovechaban de los puentes de tierra para pasar entre ellas.
Las investigaciones en los yacimientos de Blasi están subvencionadas por la Dirección General de Patrimonio y la Consejería de Universidades y Ciencia (Grupos Consolidados) de la DGA y el Ministerio de Ciencia y Tecnología.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)